XI
una floresta, mi espalda mansa
todo lo frágil
en esta mesa
el brillo del brillo
saltando
tus ojos me encienden cristales
sobre los hombros
todavía un verano, todavía
un invierno más.
XII
la memoria al galope de un ritmo
como si tuviéramos la edad de nuestros hábitos
merodeo la foto, un tilo
firme y tembloroso
la sonrisa de tus ojos cerrados
respiración bailada
sobre la piel…
el gusto suntuario por los restos
darse vuelta mientras vibran las hojas
nada más fascinante
que esa urgencia.
XIII
parte de la que fui se apaga
con el remo que dejo caer
gestos de perder y tomar
domesticada
desc ubro a estas otras que desertan
en mí
¿dónde fue la nostalgia
ahora espectral como un trazo
sobre el agua?
debe ser cuerpo cerrado
uno de esos paraísos
que ya no se dan.
XIV
cada verano desprende
otro maullido
y por la herida se escapan las hojas
una creciente en la que acabo
y me pierdo
la luna nueva corriendo cada vez
entre mis dedos
y si la sal abisal nos confunde
si te pierdo
en un solo movimiento caben juntos
el lamento y la esperanza.
XV
la luz
viene de abajo
despunta y dispone de golpe
hacer resonar una voz nueva
en el espacio
temblar
de placer y de pánico…
la luna renace también
en un ideograma, un animal al revés
trazos que brotan
una actriz en estrenos simultáneos
o más, una frase de menos
silencio:
verano
el mar en nosotros, su filo
la exhuberancia
bailar entre mundos que faltan
un sueño
sumergido
dejándonos ir en las bromas
el vértigo...
yo, tan disímil a mí
el sol como chatarra
tu mano se cierra y la brisa
para el escándalo del tiempo
canta
¿quién nos pierde
qué nos gana
otra vez en la orilla
y qué es
lo real?
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